LOS PRODUCTORES DE CEBOLLA, AL LÍMITE: PRECIOS ACEPTABLES, PERO SIN RENTABILIDAD POR EL DESPLOME DE LOS RENDIMIENTOS
A pesar de que la última campaña de cebolla se ha desarrollado con un nivel de precios en origen que podría calificarse como “aceptable”, los productores españoles no están encontrando rentabilidad en el cultivo. Detrás de esta aparente paradoja hay una realidad contundente: en muchas explotaciones los rendimientos por hectárea han caído cerca de un 30 %, e incluso más en algunos casos, disparando el coste real de producir cada kilo de cebolla.
Desde PROCECAM se advierte de que esta situación coloca al sector en una posición crítica, en la que el precio de mercado ya no compensa la pérdida de producción ni el incremento de los riesgos asumidos por los agricultores.
Menos kilos por hectárea, más coste por kilo
El descenso de rendimientos por hectárea supone que, aunque el precio por kilo pueda parecer razonable, el coste de producción se ha elevado de manera muy significativa. Menos kilos repartidos sobre los mismos –o incluso mayores– costes fijos y variables, equivale a una ecuación simple: el margen desaparece.
En algunas zonas productoras, las mermas de producción alcanzan o superan el 30 %, lo que convierte campañas que en teoría deberían ser sostenibles en ejercicios claramente deficitarios para el agricultor profesional.
Retirada de materias activas: más plagas, más enfermedades, menos cosecha
Uno de los factores que está detrás de esta caída de rendimientos es la creciente dificultad para combatir plagas y enfermedades en el cultivo de la cebolla. La política de la Unión Europea y del propio Ministerio de Agricultura de retirada progresiva de materias activas y productos fitosanitarios ha dejado al productor con menos herramientas de defensa frente a problemas cada vez más complejos.
La consecuencia es directa:
- Mayor incidencia de plagas y enfermedades.
- Mayor daño en el cultivo.
- Menor producción comercializable.
Es decir, más riesgo en el campo y menos kilos en el almacén. Para organizaciones como PROCECAM, el ritmo y el enfoque de estas restricciones no están siendo acompañados de alternativas viables que permitan mantener la productividad y la competitividad del cultivo.
Competencia desleal desde terceros países
A esta situación se suma el impacto de la política comercial de la Unión Europea, que mantiene y amplía acuerdos con terceros países cuyos productos llegan a los mercados comunitarios con claras ventajas competitivas.
Los productores españoles denuncian que buena parte de estas cebollas importadas se cultivan con productos fitosanitarios, controles y condiciones laborales muy alejados de las exigidas en España y en la UE. Esto les permite obtener rendimientos muy superiores y producir a costes mucho más bajos. El resultado es un desequilibrio evidente:
- El agricultor europeo produce con más normas, más limitaciones y más costes.
- El producto importado entra en el mercado con precios muy inferiores, compitiendo directamente en los lineales con la cebolla española.
¿Se protege realmente al consumidor europeo?
La paradoja es que esta combinación de restricciones internas y apertura comercial tampoco garantiza el supuesto objetivo de proteger al consumidor europeo frente a productos potencialmente tóxicos o nocivos.
Mientras al productor español se le limitan cada vez más las herramientas para proteger su cultivo, las cebollas importadas pueden entrar y comercializarse en toda Europa con residuos de sustancias que aquí están prohibidas, siempre que cumplan con unos límites que, en muchos casos, no se corresponden con las mismas exigencias que soporta el agricultor europeo en su día a día.
Desde PROCECAM se denuncia que esta situación supone un perjuicio doble:
- Para los productores españoles y europeos, que ven comprometida su viabilidad económica.
- Para los consumidores, que creen estar más protegidos, mientras el sistema permite la entrada de productos con tratamientos que ya no pueden utilizarse en la agricultura comunitaria.
PROCECAM pide reglas claras y condiciones equitativas
La Asociación subraya que el sector no rechaza la sostenibilidad ni la mejora continua de las prácticas agrícolas, pero reclama que cualquier transición debe hacerse con criterios técnicos, plazos realistas y, sobre todo, en igualdad de condiciones con los competidores exteriores.
Mientras esto no ocurra, el panorama es claro:
- El coste de producir cebolla en España seguirá al alza.
- Los rendimientos, sometidos a más presión sanitaria, seguirán en riesgo.
- Y la cebolla importada, producida con menos limitaciones y a menor coste, seguirá ganando terreno en los mercados europeos.
PROCECAM insiste en que aún estamos a tiempo de corregir el rumbo, pero para ello son necesarias decisiones valientes y coherentes por parte de las instituciones comunitarias y nacionales. De lo contrario, el futuro del cultivo de la cebolla en España puede quedar seriamente comprometido, a pesar de unos precios de campaña que, sobre el papel, parecían aceptables.